domingo, 25 de marzo de 2012

Poesías para trabajar el habla

Una de las recetas que los profesionales de infantil podemos aplicar para trabajar el habla en el aula, es el uso de poesías. Atraen a los niños si están bien construidas, con su ritmo y su rima y le ayudan en pronunciaciones difíciles a la vez que les modelan construcciones sintácticas y le aumentan el vocabulario.
Además del variado elenco de poesía que existe a disposición del profesor de infantil, podemos atrevernos a crear poesía, y eso es lo que yo hago, con mejor o peor fortuna.
Esta que ahora presento está diseñada para tercer trimestre de cuatro años y para cinco años, y además del vocabulario y la construcción de frases trabaja la pronunciación del fonema "erre" fuerte. Puede ser utilizada por quién lo desee al aparecer en este blog.
La poesía se llama PARRANDA DE BARRENDEROS, y dice así:

Para limpiar una rotonda,
rutina de barrenderos,
Rita, Ramón y Ramiro
trabajaron por relevos


Hicieron un zafarrancho,
con fregonas y barreños
y quedó todo reluciente,
como tapa de bargueño.


Cuando hubieron terminado
su jornada laboral,
se fueron todos arriba
de parranda hasta el final.


Se pusieron a contar
numerosos chascarrillos,
y mientras en las cocheras,
descansaban los carrillos.


Dejaron todas las gorras
dentro del guardarropía,
y tomaron un arrope
con muchísima alegría.


Sacaron un reportaje
en cámara con carrete,
donde salía un carruaje
de limpieza muy majete.


Hicieron una menestra
con rábanos y borraja,
escarola y acedera
y se llenaron la panza.


Bien comidos y bebidos
se pusieron a roncar,
con ronquidos de tenor
que parecían catedral.


Con tanto ruido nocturno
despertaron los vecinos,
atónitos ante la ringla
de carraspeos y gruñidos.


Y comenzaron a quejarse
ante tamaño trajín:
ustedes aquí roncando
y las ratas se dan un festín.


Con basura y desperdicios
que quedaron por recoger:
está la calle abarrotada
de roedores por doquier.


Pero ellos siguen roncando
y no se dan por enterados,
y el vecindario aburrido
se marcha para otro lado.


Y así se acaba esta historia,
de barrenderos muy anchos,
que se fueron de parranda
al terminar un zafarrancho.









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