domingo, 15 de julio de 2012

Talleres con padres como fórmula para trabajarlas semanas cortas.

Todos los cursos hay, al menos una por trimestre, semanas cortas de dos o tres días, que descuadran la programación general del aula en las clases de educación infantil, y que invitan a hacer cosas distintas dentro del aula.
Para esas semanas son muy adecuados los talleres, porque cumplen una serie de requisitos que los hacen atractivos: en primer lugar, nos enseñan a realizar algo de modo específico, con lo cual se convierte en aprendizaje de tipo procedimental, y nos enseñan para que sirve aquello que estamos aprendiendo, con lo que se transforma en aprendizajes de tipo competencial, válidos y útiles en el devenir de la vida cotidiana, y tan de moda hoy tras el desarrollo de la última ley de educación en Andalucía. En segundo lugar, su desarrollo requiere, muchas veces, la preparación de espacios y escenarios diferentes a los habituales del aula y el uso de materiales distintos a los empleados con regularidad, con lo cual tienen una fuerza motivacional importante para hacerse atractivos al alumnado y, por último, son un buen modelo para abrir el aula a la participación de las familias que, muchas veces tienen mucho que aportar en determinados campos que pueden ser susceptibles de trabajar por talleres.
Por tanto, son un buen elemento motivacional para la enseñanza y sirven para desconectar y hacer otras cosas y de otra manera en esas semanas cortas del año, sin que por ello pierda calidad e intensidad el proceso de aprendizaje, sino al contrario.
Yo, que en esto como en casi todo soy heterodoxo y hago las cosas a mi manera, no creo que cursos enteros deban llevarse a cabo bajo la metodología de los talleres de aprendizaje <aunque hay quién lo hace>, porque creo que lo poco agrada y lo mucho aburre, y, hay aprendizajes básicos como el lectoescritor que no se adaptan bien < a mi juicio> a este tipo de metodología, pero si que determinados saberes específicos pueden mostrarse de esta forma.
A su vez, cuando la metodología de aprendizaje implica mucho la colaboración de las familias, los talleres suponen una oportunidad única para que padres y madres cuenten a la clase sus habilidades específicas y nos enseñen los rudimentos para hacer cosas determinadas.
Así, dependiendo de las habilidades con que cuenten dentro de su tutoría el profesorado de infantil, pueden hacerse multitud de talleres: desde talleres técnicos de iniciación a la informática, talleres de cocina, de manualidades, de dibujo, de ritmo, de baile, de conocimiento de fenómenos físicos, de cuidado de plantas y animales...
Este curso, lo voy a proponer en mi aula, y espero que salga adelante.

viernes, 6 de julio de 2012

¿Educamos en analógico?

El título de la entrada viene al caso, porque un congreso de móviles y herramientas tecnológicas que se está celebrando en Madrid, pone de relieve la importancia de estos instrumentos entre las nuevas generaciones, y hace la siguiente pregunta: ¿Seguimos educando a nuestros alumnos en analógico, cuando estamos en la era digital?
En lo que a la educación infantil respecta, no me cabe duda de que así es, pues seguimos gastando un montón de tiempo y recursos en enseñar la escritura manuscrita al alumnado, escritura que a día de hoy solo se utiliza ya en la realización de exámenes en los periodos de estudios, y muy poco tiempo a acostumbrar al alumnado al uso de un teclado y un ratón, que es lo que van a usar más profusamente en el transcurso de su vida.
Las razones de esta disgresión son varias: en primer lugar, gran parte del profesorado que impartimos la educación infantil pertenecemos a la era analógica y no poseemos más que un dominio de tipo usuario en las nuevas tecnologías que nos lleva a no estar seguros en su impartición en el aula. en segundo lugar, los planes de estudios no recogen con claridad la importancia de dicho tema ni lo desarrollan adecuadamente y, en tercer lugar los equipos que poseemos en los centros suelen ser escasos y estar obsoletos y, cuando se da una materia de informática no llega más que a la educación primaria, porque no hay desarrollados programas para infantil, al menos en nuestro centro.
Pero el que la escuela siempre llegue tarde y vaya a contracorriente de la evolución tecnológica, no significa que esta no le vaya a acabar afectando, hasta el punto de cambiar el modelo de escuela que tenemos actualmente. El hecho de poder contar con Internet en el aula, bien manejado nos pone en disposición de un acceso rápido a una cantidad de información a la que jamás podremos llegar con un libro de texto, y esto, se quiera o no, es la muerte definitiva del libro de texto, porque no nos vamos a quedar con una información más condensada y reducida cuando podamos tener acceso a fuentes mucho mayores y más diversas de información. El que esto no se haya generalizado ya se debe, por una parte a la comodidad del profesorado que se aferra a su libro de texto, y, por otra a la falta de manejo para extraer y enseñar a extraer la información al alumnado de una herramienta tan importante como es Internet, pero es cuestión de tiempo, y de la misma forma que la imprenta desterró los incunables y supuso una ampliación y generalización del conocimiento, el uso de la red nos acostumbrará a no manejar una única fuente de información, sino varias, y aprender a contrastarlas y usarlas con rigor, con lo cual seremos más difícilmente manipulables y más libres en definitiva.
Y, ante esta revolución que ya ha llegado, aunque la escuela prefiera mirar para otro lado, entre otras cosas porque a los políticos que controlan la escuela pública nunca les interesa que los niños se hagan más críticos y aprendan a contrastar la información, porque pueden llegar a plantearse cuestiones tales como el papel de dichos políticos, la educación infantil tenemos la obligación de ser pioneros <como siempre> y formar niños y niñas tecnológicamente autosuficientes en el manejo de dichos aparatos, para lo cual debemos contar con el apoyo de las familias.