domingo, 8 de diciembre de 2013

Sobre chupetes y biberones

Esta semana voy a hablarles sobre mi pensamiento acerca del uso de chupetes y biberones en niños de tres años.
Ustedes, las familias, se preguntarán porque los docentes somos tan pesados con el tema de los chupetes y los biberones, y yo se lo voy a explicar. La educación es, además de otras cosas un proceso de individuación <desarrollo personal>de las criaturas, para lo cual necesitan ir consiguiendo cada vez mayor autonomía y, estos aparatos <el chupete y el biberón> no contribuyen precisamente a que los niños consigan autonomía y desarrollo personal.
Pero analicemos porque se usan estos aparatos y tienen tanta aceptación en muchas familias a edades ya inadecuadas para su uso. Empezaremos por los chupetes:
Un chupete es un artilugio que permite al niño morder una superficie blanda y flexible y poder ejercer así el llamado reflejo de succión. Este reflejo de succión, es un sustituto del reflejo verdadero que los bebés obtienen agarrándose con la boca al pezón de sus madres, y es uno de los reflejos más primarios que existen, pues los bebés lo tienen desde las primeras semanas. Lo que aporta a los niños el reflejo de succión es tranquilidad y mengua de la ansiedad, por sustitución de la seguridad que aportaba el agarrarse al pezón materno. Cuando un niño tiene un año, e incluso dos el combatir la ansiedad de este modo tan primario puede tener justificación, pero en niños de tres o más años, la ansiedad que se genera es más compleja pues su campo vivencial ha aumentado exponencialmente con respecto al de los bebés y, combatirla con un chupete puede no ser suficiente, porque los niños de tres años no conocen el mundo a través de su boca como los bebés, sino a través de todo su cuerpo y su campo de experiencias es mucho mayor que el de los bebés, así que tratar de mitigar su ansiedad solo a través de su boca puede ser un error cuando es el apoyo y comprensión del referente adulto lo que necesitan para poder comprender y aprehender esa ansiedad de modo correcto. Además de todo esto, el abuso del chupete cuando la dentición ha salido puede, y de hecho provoca movimientos en la arcada dental de los niños que, en casos extremos puede provocar emisiones incorrectas de los sonidos lingüísticos y necesidad de correctores dentales en la adolescencia.
¿Qué hacer para quitar un chupete a un niño? Si el chupete le disminuye la ansiedad debemos buscar un sustituto al chupete que se haga cargo de ésta, y como todo está inventado, para eso se usan los peluches. Los niños suelen tener su peluche favorito <en ocasiones trapos y otros objetos> con el que están a todas horas, duermen y lo llevan consigo a cualquier parte; hemos de poner en contacto a nuestro hijo con peluches para que poco a poco estos vayan haciendo el trabajo del chupete y acaben por reemplazarlo. En casos de mucho apego al chupete, debemos mentalizar a los niños que Papá Noel o los Reyes Magos se lo van a llevar y, para cuando llegue esa fecha le tenemos que tener buscado el sustituto.

Con relación a los biberones, se usan mucho en las familias primero por su comodidad, porque los niños los manejan perfectamente y no se manchan con ellos y, segundo por su cabida que nos permite dar abundantes desayunos a los niños de manera muy fácil. ¿Cuál es el problema, entonces? El mismo que ya hemos dicho antes: los biberones están pensados para niños sin dientes que no toman leche materna, y cuando lo toman niños de tres años les estamos impidiendo su desarrollo evolutivo en el uso de otros objetos para beber más adecuados a su edad, y me dirán, ¿Qué más da que se tome la leche en biberón o en vaso si lo importante es que se la tome? Dicho así parece incuestionable, pero esto afecta a la percepción que los niños tienen de si mismos, y si toman biberón ellos saben que es un objeto de bebés, y si se les permite van a demandar más conductas propias de bebés como puede ser la ingesta de comida triturada cuando ya tienen la dentición completa, y además delante de sus compañeros suelen negar que lo toman <no siempre> porque el uso de biberón se asocia a los bebés. 
¿Podemos sustituir el biberón sin perder cantidad y calidad en la alimentación de nuestro hijo? La respuesta es sí, y es como todo cuestión de hábito que se consigue a través de rutinas.
¿Cómo podemos dejar el biberón? Poco a poco; primero quitamos la tetina al biberón e introducimos una pajita en el mismo para absorber el desayuno , con lo cual conseguimos una succión más madura aunque tardemos algo más de tiempo. Pasadas una fechas cambiamos el desayuno desde el biberón a un vaso y empezamos con un vaso chiquito para facilitarles el éxito las primeras veces y reforzar así las ganas de que repitan <no importan que desayunen menos esos días, se compensan echándole más cantidad en el desayuno del colegio> y, poco a poco vamos aumentando el tamaño del vaso o la taza hasta poner un desayuno similar en cantidad al que tomaban con el biberón. La pajita se empieza usando, pero poco a poco debe beberse a trago, para lo cual se miden los tiempos que tardan de una y otra forma. Cuando consiguen tomarlo más rápido al trago ya no quieren más la pajita.

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