domingo, 8 de diciembre de 2013

El juego

Estimadas familias, hoy vamos a hablar del juego, un tema muy recurrido y recurrente en educación infantil. Hay mucha gente que piensa que el juego es la mejor e incluso la única forma de aprendizaje de los niños de estas edades y que todo lo que no se enseña mediante el juego no tiene auténtico valor pedagógico. En el otro extremo se encuentran quienes piensan que en educación infantil se dedica excesivo tiempo al juego y habría que dedicar más al aprendizaje puro y duro. Mi postura no está ni en uno ni en el otro extremo y hoy se la voy a tratar de explicar; además voy a tratar de deslindar un poco que entendemos por juego, como juegan los niños de tres años y como utilizamos el juego dentro de nuestro aula y que tiempo le dedicamos.
Si observamos a niños pequeños haciendo determinadas actividades como jugar con plastilina, hacer una ficha de coloreado o realizar ejercicios en el gimnasio, ¿Cuáles de dichas actividades definiríamos como juego y cuáles no?  En principio hay unas características aplicables a las actividades humanas para ser consideradas como juego, que, a mi juicio, son sobre todo dos: la primera ser actividades de libre elección y la segunda que la realización de las mismas comporte un placer añadido en el plano físico, el intelectual o ambos. Sin embargo, yo no considero una cuestión esencial para el juego que comporte aprendizaje. Hay juegos que lo proporcionan y otros no, y no dejan de ser juegos por ello. Tampoco es una cuestión esencial que el juego sea compartido por más de una persona, porque sobre todo a los tres años los niños juegan la mayor parte del tiempo solos, porque para poder compartir juegos tienen que compartir las reglas de dichos juegos y, a los tres años, solo se comparten reglas muy sencillas y se juega en grupo <normalmente de dos> en juegos de reglas muy simples como el "pilla_pilla", el montar en el caballo o el pasear el perrito.
Que el juego sea actividad de libre elección es a mi parecer algo fundamental, porque cuando se quita a los niños esa libre elección y se le dan juegos programados y estructurados por el adulto, pronto se agota esa energía de disfrute que todo juego inventado o compartido contiene, y los juegos terminan aburriendo a los niños y no consiguiendo el objetivo con que fueron propuestos que es el desarrollo de determinados aprendizajes a través de los mismos. Por ello yo siempre me he opuesto a la pedagogía de rincones de actividad que hasta hace unos años estaba muy de moda en educación infantil: dicha pedagogía se basaba en organizar la clase en diferentes rincones que en cada uno de ellos se jugaría a una cosa diferente y a través de todos esos juegos se regularía el aprendizaje del aula. Se trataba de aprender jugando todo lo importante de educación infantil pero, a mi juicio esta pedagogía fallaba en la premisa básica y es que organizaba la clase a través de juegos que no eran de elección libre sino sugeridos y programados por el adulto y fallaba así la motivación en el juego y el aprendizaje que quería conseguirse a través de él y acababan no consiguiendo el objetivo previsto. Por ello yo soy partidario del juego en clase de educación infantil pero de organizar toda la clase a través del juego.¿Podemos aprender todo en clase mediante el juego? A mi juicio no, si así fuera no harían falta las escuelas y solo jugando saldrían los niños muy preparados. ¿Podemos aprender los aprendizajes fundamentales como la escritura la numeración y las operaciones matemáticas a través del juego? Si que podemos aprender cosas puntuales en momentos puntuales, pero el grueso del trabajo de estas disciplinas debe ser rigurosamente preparado y ejecutado mediante otras modalidades de trabajo que sean más fácilmente previsibles, ejecutables y evaluables, <esto, por supuesto, es mi opinión> Por ello, yo voy reduciendo el tiempo de juego en infantil, y en tres años dedicamos alrededor de una hora diaria, en cuatro años alrededor de media hora y en cinco años apenas jugamos.
¿Para que sirve, entonces el juego en el aula? Fundamentalmente para dos cosas para el crecimiento personal y para el desarrollo social de los niños. Me explico. Los niños que, sobre todo al principio tienen problemas de adaptación en el centro en el juego encuentran un espacio donde sentirse cómodos e ir integrándose en las rutinas del aula. Por eso al principio se juega tanto. En cuanto al desarrollo social el juego es una actividad automotivante y por ello muy proclive a su asunción por parte de todos los niños. Cuando en un espacio muy reducido como es el aula los niños se ponen a jugar han de compartir espacio y juguetes y ello les pone en contacto y hace que se vayan desarrollando sus habilidades sociales en el roce diario del espacio de juego. Ninguna otra actividad como el juego en tres años desarrolla las relaciones sociales de los niños <me refiero al juego en clase, por que el juego en el patio es diferente. Allí como no hay problema de espacio no nos tenemos que relacionar a la fuerza con todos los niños, sino que escogemos los que nos son más afines para jugar, por ello es tan importante el juego de clase, porque allí a la fuerza se ponen en contacto e interaccionan los niños>. Nosotros dedicamos media hora al día al juego en clase, donde tenemos desde muñecos, trapos, coches, herramientas, animales y bloques de construcción. Después daremos juguetes más complejos y de piezas más pequeñas.
Pero además dedicamos otros 25 minutos al día a jugar con plastilina. Ya sé que la mayoría de los padres piensan que dar plastilina a los niños solo sirve para que se manchen y no aprenden nada con ella. Pues quién piense así está equivocado, pues la plastilina tiene una especial fascinación para los niños <si no fuese así, no podríamos dársela un día tras otro> y es por una razón muy sencilla: es un juguete con el que se puede jugar a todo, pues se puede crear cualquier cosa con ella, y cada día se puede jugar a algo diferente con lo cual nunca aburre. Y en contra de lo que creen no es en tres años donde mayor partido se saca a la plastilina, porque cuanto más mayores son más posibilidades tienen de manipulación y a mayor manipulación se multiplican las posibilidades de la plastilina. Por ello, si este recurso tienen mala prensa, es totalmente inmerecida. Nosotros la usamos mucho para manipular con ella y adquirir agilidad y destreza en las manos y en los dedos que tienen que hacer la pinza <si su hijo no coge bien el lápiz puede darle plastilina en casa>, pero además estimula mucho la imaginación de los niños al jugar con ella, y por imitación invita a compartir juego con la misma. Por ello yo soy muy partidario de la plastilina y la uso a diario los tres años de educación infantil.
Resumiendo: el juego es muy importante sobre todo como factor de integración y desarrollo social de los niños, pero no todo se puede hacer a través del juego <al menos yo no soy capaz de hacerlo> porque siempre tiene un factor de imprevisibilidad que lo hace difícilmente controlable cuando estás aplicando un programa de aprendizaje.
Antes de vacaciones dedicaremos otra semana a juguetes, y allí les expondré que tipo de juguetes son a mi juicio mejores para regalar a los niños en las fiestas.
Reciban un saludo.

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