domingo, 28 de octubre de 2012

El nuevo encaje de los juegos antiguos

En los últimos tiempos, con la irrupción de los vídeo juegos se ha perdido el juego en la calle con juguetes tradicionales, sobre todo en las ciudades; es por ello que sorprende y mucho el furor que está causando entre el alumnado de primaria un juguete tradicional como es el trompo.
Casi todos los alumnos de primaria de mi centro, y no solo varones, llevan su trompo al colegio y aprovechan los recreos para dedicarse a jugar con este elemento.
 Hoy día, los trompos ya no son de madera como antiguamente, ni llevan la punta de acero, sino que se hacen de plástico y en muchos colores, con lo cual desaparece la posibilidad que había antes de poder tunear el trompo.
Lo que ha cambiado también, y me llama mucho la atención es la manera que tienen hoy los niños y niñas de jugar al trompo, muy diferente de la de antes. Cuando yo era niño jugábamos con el trompo a competir quién tenía mayor puntería con él y, sobre todo, a romper otros trompos en un juego de contacto y competición que ganaba aquel que quedaba al final solo dentro del círculo habiendo echado fuera a los demás trompos, que podían sufrir deterioros e incluso roturas en los desplazamientos. Hoy, por contra los niños y niñas juegan al lado unos de otros con el trompo, pero cada uno juega con su trompo estableciendo una interacción mínima con el compañero, y el juego consiste en una serie de prácticas individuales de habilidad con el trompo, sin mayor contacto con los demás.
Y así, observamos niños y niñas muy hábiles en el manejo del artefacto, que lo tiran, lo recogen con la mano, lo pasean por encima de la cuerda y, todo con mucha habilidad, pero con una mínima interacción. Los alumnos y alumnas compiten contra si mismos en su manejo del trompo, pero no tienen juegos de competición pura entre ellos, y eso parece bastante aburrido.
Aunque trabajar la destreza con el trompo sea positivo, y aumenta la autoestima de los practicantes, a mi juicio al juego de trompo moderno le falta la interacción y la competitividad necesaria para hacer de este juguete un verdadero disfrute.
Para finalizar una adivinanza:

Para bailar me pongo la capa, sin la capa no puedo bailar,
para bailar me quito la capa, con la capa no puedo bailar.

Lo adivinan, es el trompo.

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