sábado, 23 de marzo de 2013

el deletreo como fórmula para corregir errores en la escritura.

En educación infantil los diversos ejercicios de conciencia fonológica son muy adecuados para corregir los errores de escritura que un idioma como el español conlleva en su aprendizaje en aquellas sílabas complicadas. Me refiero a sílabas como que/qui, ce/ci, gue/gui, ge/gi, je/ji, güe/güi y aquellas otras difíciles como las que van con be o con uve y las trabadas con n o m según vayan o no delante de b y p.
De entre todos estos ejercicios, es especialmente valioso el de deletreo de palabras pues obliga al alumnado a ajustar con precisión la escritura correcta de cada uno de los vocablos para poder acertar el ejercicio.
El deletreo no solo es valioso como ejercicio en sí mismo, sino que es muy recomendable de realizar siempre que estemos realizando pruebas de dictados o de escritura de textos, donde el hacerlo nos va a asegurar la escritura correcta de la palabra propuesta y nos va ayudar además a una correcta separación de palabras al darnos la longitud exacta de cada una de ellas.
Para hacerlo correctamente es fundamental enseñar al alumnado a ejecutarlo de manera silenciosa siempre que hagamos ejercicios de escritura, sean de dictado o de textos, para lo cual es esencial dar un tiempo prudencial que no sea corto ni excesivo y que active una determinada frecuencia en el alumnado en la ejecución de este tipo de propuestas.
Por ello, en los dictados se debe dar un tiempo previo para deletrear la frase propuesta antes de su escritura, suficiente para no agobiar a los niños, y en los textos libres o dirigidos debe enseñarse a deletrear previamente cada palabra que se escriba.

viernes, 22 de marzo de 2013

Los juegos de reglas como cohesión para el grupo

Sabido es que a los cinco años el alumnado de infantil comienza a disfrutar del juego de reglas. Son varios los beneficios que este tipo de juegos aportan a los niños, pero no me voy a referir en este artículo a las ventajas intrínsecas del juego de reglas a los cinco años, sino que voy a hacer hincapié en un aspecto, a mi juicio determinante que hace muy adecuados este tipo de juegos: me refiero a que sirven para aumentar la relación en el grupo y, por consiguiente, la cohesión de éste.
Yo tengo una clase de cinco años, donde hay un grupo grande de juegos que viene a resultar un 45 % del alumnado, y luego muchos grupúsculos más pequeños, algunos temporales y otros consolidados. Pues bien, uno de los alumnos trajo un día un juego de reglas llamado Marco Polo que tuvo mucho éxito. El juego consistía en que una persona se la quedaba y tenía que atrapar a las otras con los ojos cerrados. El penado en el juego tiene que orientarse por las voces de los otros jugadores hasta que logra atrapar a uno de ellos; para ello dice Marco y los demás le contestan Polo, cada vez que dice Marco le contestan Polo y, guiándose por las voces debe atrapar a un jugador que lo reemplace.
Es increíble como el juego concitó al 90 % de los alumnos del aula que jugaron como un solo grupo y disfrutaron del momento, y durante varios días.
Es, por tanto, muy recomendable la introducción de juegos de reglas sencillos para potenciar la cohesión del grupo.

sábado, 9 de marzo de 2013

El trabajo con el ábaco en educación infantil

Ahora que se está poniendo de moda utilizar el ábaco en educación infantil, es necesario recordar que hay profesionales que lo venimos haciendo desde hace tiempo, y lo hacemos porque son muchas las ventajas que reporta en el proceso de aprendizaje del alumnado de infantil.
A partir de los cinco años, el uso del ábaco de manera sistemática en un aula de educación infantil desarrolla los procesos de numeración y calculo de manera exponencial, facilitando el acceso a la decena y el dominio de las operaciones básicas de la suma y la resta antes de llegar a la educación primaria.
El modus operandi difiere según el modelo de ábaco que se tome como referencia. En mi caso, prefiero un ábaco vertical que ayuda a comprender mejor la agrupación de los números mediante decenas que un ábaco tradicional horizontal, y se empieza trabajando con él el posicionamiento de números, hasta lograr situar en los alambres y las varillas cualquier número entre el 0 y el 50 de un ábaco vertical. A continuación se trabaja el conteo y se enseña a contar con el ábaco progresiva y regresivamente de 1 en 1, de dos en dos, de tres en tres, y así en cada una de las bases hasta llegar al conteo de diez en diez, que es el momento de enseñar la decena. Aprendido todo esto, se aprende el cálculo mental primeramente con el apoyo del ábaco y, a continuación, sin el uso del instrumento, hasta lograr un cálculo mental fluido y práctico y, cuando se domina esto pasamos a aprender a través del ábaco el uso de las operaciones básicas de suma y resta, que hacemos primero con el instrumento para después dominarlas mentalmente, desde la suma más sencilla hasta la suma con llevadas y desde la resta más fácil hasta la resta con llevadas.
Todo esto, constituye un currículo más que suficiente para el alumnado de cinco años, y si se une a un aprendizaje de la numeración durante infantil de cuatro años a través de las regletas de Cusinaire, se conseguirá un nivel de matemáticas muy bueno para el alumnado que termina la educación infantil.