miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Por qué los españoles celebramos "jalogüén?

Es un hecho: a pesar de no ser una tradición española se ha impuesto entre nosotros. Mi versión del por qué de estos hechos la doy en la siguiente poesía.

La fiesta de "jalogüén"
que inventaron los ingleses,
ha triunfado entre nosotros,
y muy bien que nos parece

Para recordar los difuntos 
llevábamos flores al camposanto,
recitábamos el Tenorio
y comíamos huesos de santo.

Y todo muy calladito,
sin hacer nada de ruido,
con pena y mucha tragedia,
¡pero era muy aburrido!

Sin embargo los sajones
organizan una fiesta
con bailes, disfraces, canciones,
¡que parece la repera!

Con gracejo y buen humor
lo pasan en armonía,
grandes y chicos gozando,
de la noche de ese día.

Todos tienen su oportunidad,
de poder pasar un buen rato
pudiéndose disfrazar
o hacer un truco o un trato.

Por eso, señores yo digo,
¡no hay color en la elección!
entre ir al cementerio
y organizar una fiesta,
por eso hacemos "jalogüén"
cualquier otra cosa es quimera.

Y así en España, señores,
se impuso la fiesta extranjera,
disfrazarse, cantar y bailar
y lo demás son monsergas.



domingo, 28 de octubre de 2012

El nuevo encaje de los juegos antiguos

En los últimos tiempos, con la irrupción de los vídeo juegos se ha perdido el juego en la calle con juguetes tradicionales, sobre todo en las ciudades; es por ello que sorprende y mucho el furor que está causando entre el alumnado de primaria un juguete tradicional como es el trompo.
Casi todos los alumnos de primaria de mi centro, y no solo varones, llevan su trompo al colegio y aprovechan los recreos para dedicarse a jugar con este elemento.
 Hoy día, los trompos ya no son de madera como antiguamente, ni llevan la punta de acero, sino que se hacen de plástico y en muchos colores, con lo cual desaparece la posibilidad que había antes de poder tunear el trompo.
Lo que ha cambiado también, y me llama mucho la atención es la manera que tienen hoy los niños y niñas de jugar al trompo, muy diferente de la de antes. Cuando yo era niño jugábamos con el trompo a competir quién tenía mayor puntería con él y, sobre todo, a romper otros trompos en un juego de contacto y competición que ganaba aquel que quedaba al final solo dentro del círculo habiendo echado fuera a los demás trompos, que podían sufrir deterioros e incluso roturas en los desplazamientos. Hoy, por contra los niños y niñas juegan al lado unos de otros con el trompo, pero cada uno juega con su trompo estableciendo una interacción mínima con el compañero, y el juego consiste en una serie de prácticas individuales de habilidad con el trompo, sin mayor contacto con los demás.
Y así, observamos niños y niñas muy hábiles en el manejo del artefacto, que lo tiran, lo recogen con la mano, lo pasean por encima de la cuerda y, todo con mucha habilidad, pero con una mínima interacción. Los alumnos y alumnas compiten contra si mismos en su manejo del trompo, pero no tienen juegos de competición pura entre ellos, y eso parece bastante aburrido.
Aunque trabajar la destreza con el trompo sea positivo, y aumenta la autoestima de los practicantes, a mi juicio al juego de trompo moderno le falta la interacción y la competitividad necesaria para hacer de este juguete un verdadero disfrute.
Para finalizar una adivinanza:

Para bailar me pongo la capa, sin la capa no puedo bailar,
para bailar me quito la capa, con la capa no puedo bailar.

Lo adivinan, es el trompo.

domingo, 7 de octubre de 2012

La separación de las palabras, a través del dictado

La mayoría de los expertos en la enseñanza de la lectoescritura están de acuerdo en afirmar que, lo más difícil de aprender de todo el proceso es una separación correcta de las palabras en la escritura, sobre todo de aquellas palabras sin significado e invariables que son imprescindibles para una buena comunicación escrita, pero que cuesta tanto introducir en las posiciones correctas.
Ello ha podido constatarse incluso en los movimientos nuevos de escritura natural como el constructivismo, que eran muy motivadores para el alumnado pero que tarde o temprano acababan chocándose contra la realidad de que no tenían un sistema adecuado de enseñar a separar las palabras y, los practicantes eran capaces de escribir incluso textos muy largos, pero no de separar correctamente las palabras en ellos.
Para evitar este problema, debe empezarse desde muy pronto a separar las palabras en la escritura y, la mejor manera de ello, es a través del dictado.
El dictado no solo enseña a pensar las letras y palabras que tenemos que escribir, y a escribirlas en su lugar, sino también a separar las palabras desde el principio mediante la modulación vocal y el intervalo de tiempo.
A un infante que empieza a hacer dictados en infantil de cinco años debe enseñársele  aún antes que a reconocer las letras que debe escribir y su orden concreto, a reconocer el número de palabras que le piden cuáles son y su orden concreto. Así, incluso en los primeros dictados cuando nos estamos manejando únicamente con vocales debemos acostumbrar al alumnado a percibirlas juntas o separadas y a escribirlas de una u otra manera según se le pidan. Para ello debemos previamente hacer visible que las letras forman palabras y hay muchas palabras diferentes y que, toda palabra diferente se representa separada en la escritura. A partir de ello, con mucha modulación de voz <graves/agudos> que establezcan los contrastes junto/separado al principio y una exageración del pronunciamiento de los intervalos de tiempo entre letras separadas, trabajaremos desde un principio la separación primero de letras y, después de palabras, para lograr que el niño o la niña perciban la separación auditivamente con nitidez, hasta que, más adelante puedan conocer diferentes tipos de palabras y sepan al escucharlas si van juntas o separadas sin necesidad de exagerar los intervalos de tiempo.
Lo importante, no obstante, es conseguir desde el principio que el niño adquiera esa madurez auditiva suficiente para que pueda separar las palabras al dictado con suficiencia y seguridad, y si eso se consigue, esa seguridad se transmitirá posteriormente a los textos libres o sugeridos que ellos escriban, aprendiendo así, desde un principio, a separar las palabras correctamente.
Esto, que no para nada sencillo, debe ensayarse hasta aprenderse a través del dictado, que una vez más se nos muestra como la herramienta más poderosa de aprendizaje de la escritura. Los alumnos que aprenden a manejarse en el dictado con corrección escribirán luego sin problema textos de todo tipo y longitud. Por ello, en cinco años el trabajo de dictado es fundamental para que luego en primero de primaria se recojan los beneficios de una buena escritura.